El vino en lata ha emergido como una de las grandes tendencias de consumo en la industria alimentaria, atrayendo a un público más joven y dinámico. Tradicionalmente asociado con botellas de vidrio, el vino se presenta ahora en un formato más práctico y accesible, ideal para el estilo de vida moderno. Las latas ofrecen una alternativa conveniente para quienes buscan disfrutar de un buen vino sin complicaciones, ya sea en una reunión, picnic o evento al aire libre.
Esta tendencia ha ganado terreno principalmente debido a su comodidad y portabilidad. Las latas son ligeras, fáciles de transportar y más pequeñas, lo que permite una porción controlada sin la necesidad de abrir una botella completa. Además, su sostenibilidad juega un papel crucial en su éxito, ya que las latas son reciclables y generalmente requieren menos energía en su producción y transporte que las botellas de vidrio. En Perú, marcas como Viña Vieja han apostado por el vino en lata, lanzando al mercado opciones como el Gran Rosé Semi Seco y el Gran Borgoña Semi Seco, dos variedades de vino ligeramente dulces y presentados en latas de 473 ml. Estos vinos, ideales para consumir bien fríos, se suman a una tendencia global que ya ha sido adoptada por bodegas internacionales. El formato ofrece una experiencia práctica y refrescante, perfecta para quienes buscan comodidad y sabor en un solo envase. Además, el aluminio de las latas ayuda a proteger el vino de la luz, preservando su frescura.
Para los restaurantes y bares, el vino en lata ofrece ventajas logísticas como la reducción de costos operativos, almacenamiento más eficiente y la posibilidad de ofrecer una variedad más amplia de vinos sin ocupar demasiado espacio. Este formato también agiliza el servicio, permitiendo a los consumidores disfrutar del vino sin necesidad de copas o abrir una botella, lo que es ideal para ambientes de alto volumen como festivales o eventos informales. Sin duda, el vino en lata está transformando la industria y es una tendencia que promete seguir creciendo.
