
En 2025, el café podría convertirse en un lujo debido a un aumento significativo en su precio, que ya ha alcanzado niveles históricos. Este incremento se debe principalmente a las condiciones climáticas extremas en Brasil y Vietnam, los mayores productores mundiales, que han afectado la producción y, por lo tanto, el suministro de café. La sequía prolongada en Brasil y las lluvias intensas en Vietnam han reducido la oferta tanto de café arábica como robusta, lo que generó que los precios superaran los 3,30 dólares por libra en diciembre de 2024, un récord en casi medio siglo.
El cambio climático se ha convertido en un factor clave que está afectando la producción de café. Las condiciones necesarias para el cultivo de café, como climas tropicales y suelos ricos, son cada vez más escasas debido al calentamiento global, lo que reducirá las áreas aptas para su cultivo. Esta situación ha generado preocupaciones a largo plazo sobre la oferta de café en el mercado global.
Además de los factores climáticos, la creciente demanda global de café, especialmente en mercados como China, ha ejercido presión sobre los productores. El consumo de café en China ha aumentado más del 60% en los últimos cinco años, lo que ha incrementado la competencia por los granos, exacerbando aún más los problemas de oferta. A pesar del aumento de precios, la demanda mundial sigue en ascenso, lo que mantiene alta la presión sobre los productores.
Grandes corporaciones como Nestlé y J.M. Smucker ya han comenzado a incrementar los precios y reducir el tamaño de sus productos como una medida para mitigar el impacto de los costos crecientes. Por otro lado, las pequeñas empresas están subiendo gradualmente los precios, mientras educan a los consumidores sobre los desafíos que enfrenta la industria.
En cuanto al futuro, los analistas prevén que los precios seguirán altos hasta que se recupere la oferta, un proceso que podría tardar hasta dos años, especialmente en Brasil. Si bien las grandes empresas tienen la capacidad de absorber parte de estos costos, las pequeñas empresas y los agricultores enfrentan una mayor vulnerabilidad. Esta crisis refleja una tendencia más amplia en los productos agrícolas, que podría hacer que el café, más que un simple gusto diario, se convierta en un lujo accesible solo para unos pocos.
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